Solo el 2% de la población ha de tener la forma
de tus ojos
Y este estimado, me parece, bastante mezquino
para su belleza
Porque para mí son únicos
Sí, con el final de sus pliegues ligeramente
hacia abajo
con unos perpetuos vidrios cuadrados luchando
contra la miopía
Dicen que los suspiros son una carta sin dedicatoria
ni remitente
Y ahora, mientras escribo, suspiro y no puedo
negarlo
No estás más conmigo, pero te extraño a cada
instante
Y como para acercarte o no tenerte tan lejos,
Recorro el último lugar donde anduvimos, te
pienso, te imagino,
Te sueño, te canto, te escribo
También dicen que lo que solo está en nuestra
cabeza no existe
Pero también dicen que la esperanza, aunque sea el
más peligroso de los sentimientos, es la última en desvanecerse.
Y a eso apelo, últimamente.
He descubierto en estos días que eres inefable,
no puedo describir tu carácter con palabras, con un lenguaje creado por el
hombre
Más bien si puedo afirmar, sin equivocarme, que
nunca he hallado a nadie como tú, con ese coraje para luchar todos los días
consigo misma. Para admitir que algunas veces le gusta los conflictos, para
saber callar, para saber gritar, para ser cauta. Yo creo que no es pasividad,
sino inteligencia.
También he descubierto que mi droga más letal no
es el alcohol
Sino otro ser humano y ese ser humano lleva tu
nombre
Un extraño nombre que gugleé en un almuerzo
casual en aquel comedor del trabajo que más he odiado y que ahora lo extraño
con todas mis fuerzas.
Tu nombre significaba manantial y algunos
lugares. Y aunque algunas actrices
también lo hayan llevado, sobre todo en Japón, ninguno se escribe con esa
peculiar ‘S’.
Peculiar como tu sonrisa, con esos finos fierros
atravesando tus dientes y ahora la retina de mis ojos. No lo haces mucho, tal
vez solo sea para los afortunados y para algunos idiotas como yo. O simplemente
solo es una demostración de tu seriedad, aunque en los cumpleaños virtuales del
trabajo, al menos en uno y por obligación, hayas tenido que hacerlo.
Rayos, a veces sueles ser monosílábica, de solo
‘síes’ o ‘noes’, y a veces estampas solo un sonido gutural, que normalmente
desaprueba algo, y que aún escucho en mis oídos. Es lo más parecido a un ‘mmm’
– ‘mmm’. Pero, cuando abres la boca siempre dices algo sensato, una pregunta,
un ‘no creo’, un ‘puede ser’. Pero, en cualquiera de sus formas, en las
cuestiones de tu trabajo te has vuelto experta, aunque siempre hay algo que
aprender, dices y decías. Debo confesar que siempre te he admirado por eso,
sabes mucho de los muebles, y es tu mejor arma para algunos clientes hostiles e
incrédulos.
Guardas algunos secretos, como la de esas
pequeñas duras láminas de queratina y calcio que decidieron, endurecerse aún
más, por culpa de unas sandalias en el mar. Y una cicatriz en el brazo por la
mordedura de un perro, tal vez por eso adores más a los gatos. Aunque tengas a
un robusto can, sin agallas para alejar a cinco bohemios, en el zaguán de tu
casa, donde le das de comer.
Amas a tu madre más que a nada en el mundo,
aunque discutan a menudo. Extrañas a tu padre, pero ahora un poco menos.
Es verdad, eres una loca dramática. Yo también,
mis cortometrajes en la universidad siempre lo fueron. La vida no siempre es
felicidad, no hay porque irse, por ahí, riendo todo el tiempo. Eso me has
enseñado, seguramente sin darte cuenta.
Tierna, rebeldemente tierna. Con un rostro al que
seguramente pocos y pocas se hayan atrevido a retar, y con el que yo,
ambiciosamente, quisiera despertar.
El problema es que no quería darte un beso de
despedida
Quería darte un beso de buenas noches
Y esa diferencia es inmensa
Ahora tengo tiempo, y algo de prisa
Y un problema poético: unas malditas ganas de
volverte a ver
No puedo saber la hora, ni el sitio, ni la
sonrisa, ni las palabras
Que pusieron los cimientos de mi amor
Hace bastante tiempo estaba ya enamorado de ti
Antes de saber que te quería
Ahora mismo estoy intentando ponerle
tres puntos suspensivos a nuestra historia
pero, sé que hay algunos recuerdos que le borran
dos de ellos
Ahora comprendo que las palabras duelen en el
alma
Pero el silencio la lacera
Perdón por extrañarte
Perdón por ser optimista o iluso
Perdón por nuevamente escribirte
Perdón por creer, con todas las fuerzas del
mundo,
Que siempre se puede volver a recomenzar.